La serie de Netflix "Emily en París" es la representación perfecta de los clichés de la vida parisina y de todos los estereotipos sobre los franceses. Los amas o los odias. Vamos a hablarles de estos clichés y a darles nuestra visión como franceses.
Es una serie divertida sobre la visión de los extranjeros acerca de la cultura francesa. Se trata de una joven estadounidense, Emily Cooper, que se pone en la piel de una parisina, tanto en su vida cotidiana como en su trabajo, desempeñándose como Community Manager en una empresa de marketing de lujo.
El cliché más presente es el romanticismo de la serie ya que a París se le considera como la ciudad del amor, y es la verdad. Los franceses se enamoran fácilmente y suelen ser muy románticos.
En cuanto a la moda, Emily y su mejor amiga se visten con prendas francesas de lujo y en tendencia. El cliché de que los franceses visten de forma elegante proviene de las casas de lujo francesas como Channel, Dior, Hermès o Yves Saint Laurent que forman parte de su cultura. La famosa diseñadora de moda Patricia Fields fue la encargada de elegir la ropa para dicha serie. Es muy famosa debido a que también diseñó la ropa de las series Sex in the City o El Diablo Viste a la moda. Este cliché no siempre es cierto, ya que los franceses suelen vestir con un estilo sencillo. Llevan básicos elegantes, con colores neutros y suelen añadir accesorios que otorgan ese toque de clase. Podemos hablar de elegancia francesa.
La gastronomía es una parte muy importante de la cultura francesa. Mucha gente piensa que todos los franceses beben café por la mañana, beben vino en cada comida y van siempre a muy buenos restaurantes de alto costo. Este es un cliché muy común que los extranjeros tienen acerca de los franceses, pero que no siempre es cierto. A los franceses les gusta ir a los "bistros" para comer bien y a un buen precio. En los últimos años han aparecido algunos restaurantes pequeños y agradables, muy de moda y no necesariamente caros. Para un francés el placer de comer es el hecho de compartir el momento con su familia bebiendo una copa de vino.
Otro cliché es que los franceses son individualistas y arrogantes. Lo vemos en particular con la directora de la agencia de marketing para la que trabaja Emily, que es muy altiva y no duda en ser fría con ella. Sus compañeros tampoco son siempre agradables y no le facilitan la vida dentro de la empresa. Por desgracia, este cliché es real ya que los franceses tienden a no confiar en las personas que no forman parte de su círculo cercano. No es el hecho de ser arrogantes lo que caracteriza a los franceses, sino el hecho de no ser abiertos a los desconocidos.
También se considera que los franceses están cerrados a los extranjeros y no hablan otra lengua que no sea el francés. No hacen ningún esfuerzo por comunicarse con los extranjeros, lo que puede convertirse en una barrera cultural. Este cliché es real debido a la historia por la que ha pasado Francia y que aún persiste. No hablamos inglés porque los franceses son chovinistas y mantenemos el french touch effortless.